martes, 9 de marzo de 2010

Las mujeres cántabras aprenden a defenderse

DIARIO MONTAÑÉS
MARIO CERRO | MIOÑO
Son mujeres. Y como todas, desgraciadamente, objetivos potenciales de la violencia machista, la que todos los años deja un reguero de dramas que se oculta detrás de los fríos balances anuales. El año pasado, 55 asesinadas en España. Isabel, Marián, Paula, Olga, Merche, Saray, Carmen, Ana Belén y las dos Izaskun no tienen ningún problema a día de hoy, pero nunca se sabe donde está el peligro. Su verdugo puede estar esperando en un bar, en un cajero automático, en la calle, en el trabajo, en casa. Y quieren aprender a defenderse. Todas ellas participan en un taller nuevo, distinto a los que se ofertan siempre. Un taller de autoprotección puesto en marcha por la Dirección General de la Mujer dentro de las actividades de Espacio Propio.

Son las cinco y media de la tarde. Es el segundo día que acuden las diez mujeres que estrenan el taller en Mioño. Aguardan la llegada de los dos monitores expertos en defensa personal que son los encargados de impartir las nociones teóricas y prácticas. Mientras tanto, en el corrillo que se improvisa, comentan por qué están allí. Merche es la primera en hablar. Y lo hace con sinceridad: «Por curiosidad, quería ver qué es exactamente lo que nos iban a enseñar y me ha enganchado». Pero además de la curiosidad, hay un motivo de fondo mucho más importante. «Queremos sentirnos más seguras cuando nos movemos por la calle y aprender técnicas muy básicas para responder a cualquier agresión a nuestra persona o a nuestro patrimonio».

Y dan en el clavo. Ese es precisamente el objetivo del curso. Aprender a defenderse cuando llegue el momento de hacerlo. Pero no sólo eso. Fernando y Rafa les dejan claro un par de cosas a las mujeres. Lo primero: la prevención es muchas veces la mejor defensa y, lo segundo: no se buscan heroínas. «Una pelea evitada es una pelea ganada, así que lo ideal es defenderte y salir corriendo».

Teoría y práctica

Normas básicas de prevención, aspectos legales, conocimiento de las situaciones más comunes (tirones de bolso, conducciones obligadas, tocamientos, intentos de besar, agresiones con la mano o puño), agresiones con armas (palos, arma blanca) o saber reconocer cuándo las situaciones son peligrosas y controlar del estrés (en una situación de riesgo, el miedo te puede dejar bloqueado), son algunos de los aspectos teóricos que se imparten en el taller de autoprotección. Pero si la teoría es importante, en estos casos la práctica lo es todo, así que las mujeres abandonan sus sillas y pasan a la acción. Lo primero que hacen los monitores es enseñar las partes más vulnerables en el cuerpo del agresor (los ojos, la cara y los testículos) y, posteriormente, enseñan las técnicas más sencillas y efectivas.

Técnicas para las que no hace falta ser experto y que se repiten una y otra vez, porque la clave de la defensa personal es el entrenamiento. Y allí están. Una decena de mujeres defendiéndose de las agresiones ficticias de los monitores, utilizando para ello bolígrafos o llaves como armas, tremendamente efectivos en casos reales. «Si conseguimos que una sola mujer que participa en estos cursos evite una agresión que ponga en peligro su vida, nos daremos por satisfechos», dicen en voz alta los monitores que no paran de advertir de que «hay que defenderse, salir corriendo y pedir ayuda». Que quede claro.

Ana Isabel Méndez

«A mí me parece básico que todas las personas sepan autoprotegerse, pero las mujeres tenemos ese sentimiento mayor de inseguridad, quizá porque no nos hemos movido en los espacios públicos con la misma seguridad que los varones». Son palabras de la directora general de la Mujer, Ana Isabel Méndez, que considera fundamental que las mujeres aprendan a defenderse para ganar algo de seguridad».

Méndez cree que resulta muy aconsejable llevar a cabo una serie de medidas preventivas para evitar algún ataque. Y por ello avanza que la Dirección General de la Mujer va a elaborar una guía de autodefensa que pretende ayudar a las mujeres a sentirse más seguras cuando se mueven por la calle y a aprender técnicas básicas para responder a cualquier agresión.

El taller de autoprotección es uno de los 26 talleres que la Dirección General de la Mujer, dependiente de la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, ha puesto en marcha este año dentro del programa 'Espacio propio', que se desarrollará en 85 municipios. El año pasado superó los 9.000 alumnas. Se trata de un proyecto de dinamización de las mujeres del medio rural que busca mejorar su calidad de vida.

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